Los días 19 y 20 de mayo, 49 alumnos de 1º de ESO del IES ALTO GUADIANA, junto con sus profesores Mica, Alicia, Cristina y Juan Ángel, hemos hecho un viaje en el tiempo de más de un millón de años atrás: Estuvimos en Atapuerca, la cuna de la humanidad europea y el yacimiento arqueológico sobre la hominización más importante fuera de África, y el más importante del mundo en cuanto a número de fósiles encontrados.

Tras madrugar para subirnos al autobús a las 8 de la mañana del jueves 19, hicimos el largo trayecto hasta Burgos, donde tras dejar las maletas y comer en la Granja-Escuela Arlanzón, pudimos visitar el Museo de la Evolución Humana, cuya estructura y construcción nos impactó nada más verlo. Allí se encuentran los restos fósiles recuperados del yacimiento de Atapuerca, como la famosa cadera “Elvis”, el bifaz “Excalibur”, o el cráneo y mandíbula de “Miguelón”, cuyas vértebras cervicales habían sido expuestas por primera vez el día anterior a nuestra visita, así que las observamos en primicia. Así, recorrimos las salas del museo con un par de guías muy simpáticas que nos explicaron de una manera amena y sencilla, pero rigurosa, los secretos de la evolución humana.

Tras visitar el museo nos fuimos paseando hasta la plaza de la catedral de Burgos, por una bella avenida peatonal que desembocaba en la puerta de Santa María. Tras esto, los alumnos pudieron dar una vuelta por los alrededores y aprovechar para hacer alguna compra.

De vuelta al albergue, que cuenta con amplios espacios al aire libre, incluido un campo de fútbol de césped natural, cenamos y aprovechamos para descansar un rato, pudiendo algunos hacer ejercicio por las instalaciones, y otros observar diversos animales como burros, cabras y ovejas que allí había. La noche trascurrió sin incidentes, pero todos dormimos poco, dado que la novedad de compartir habitación con los compañeros de clase era demasiado excitante como para dormirse pronto.

A la mañana siguiente, tras el desayuno, nos dirigimos a Atapuerca, donde Álvaro, el arqueólogo que nos acompañó, y al que ya conocíamos de la visita que hicimos antes de la pandemia, nos deleitó con un instructivo recorrido por la Trinchera del Ferrocarril, donde se encuentran la Sima de los Huesos, la del Elefante o la Gran Dolina. Puedo asegurar que los conocimientos que los alumnos habían adquirido en las clases sobre la prehistoria, fueron puestos a prueba. Hay que señalar, además, que salieron muy airosos. Además, el conocer de primera mano un lugar como aquél, ha servido a los chicos y chicas que pudieron disfrutar de la visita, para asentar y ampliar unos conocimientos que de otra manera no hubieran calado tanto en sus jóvenes mentes.

Después nos encaminamos hacia el CAREX, Centro de Arqueología Experimental, donde los alumnos pudieron fabricar ellos mismos bifaces (hachas paleolíticas), lascas y todo tipo de instrumentos de piedra. También tuvieron que manejar propulsores y arcos, hacer arte rupestre y pudieron ver cómo se hace fuego con un par de piedras o frotando unos palos.

Tras la comida, que consistió en un picnic en Burgos, nos dirigimos a la catedral, donde nos esperaban un par de magníficas guías que nos desvelaron los secretos de tan bello edificio, y donde los chavales pudieron admirar las vidrieras, bóvedas, triforio, naves, coro, etc.; pero creo que lo que más les llamó la atención fue el Papamoscas (simpático autómata de la catedral, inspirador de Cuasimodo). Otro lugar que les impactó fue la tumba del Cid.

El viaje de vuelta, aunque llevábamos mucho cansancio acumulado, no se nos hizo pesado, dado que llevábamos en las mochilas un montón de emociones y nuevas experiencias. Llegamos a Tomelloso algo más tarde de la hora prevista, pero me parece que valió la pena, y creo que los alumnos han podido reforzar los vínculos entre ellos, con sus profesores y se llevan a casa un viaje inolvidable, y viajar es uno de los mejores aprendizajes que existen.

---

• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
• 
•  

• Anterior
• Siguiente